5/21/2008

El amor matematico

mi (r = 2 + 2 cosӨ) es tuyo...

5/17/2008

El vinculo entre tu y yo

Puedo decir que esa, fue una noche mágica, llena de sucesos muy extraños. Tu y yo, juntos, íbamos saliendo de una celebración, esas celebraciones en las que los hombres van de traje y las mujeres de vestido, tú con un traje sastre negro y corbata oscura, y yo con un vestido largo de tirantes color vino. No se cuando paso eso, tú no traías lentes y tenías el cabello engelado, mi cabello estaba más largo de lo que lo tengo ahora, un poco arriba de la cintura... lo traía suelto. Íbamos de salida, ya que recuerdo que pedimos un taxi, que llego inmediatamente, entre yo al asiento trasero, y después tu me seguiste.

Durante algunos momentos, estuvimos buscando los ojos del otro, hasta que lentamente, y como si no supieras nada, te fuiste acercando, cada vez mas, hasta quedar pegadito a mi... volteaste, y de golpe empezamos a besarnos... el tiempo empezó a transcurrir rápido al rededor de nosotros, y para mi, ese beso fue eterno... después me empecé a incomodar, y dulcemente separe mis labios de los tuyos, para darme cuenta que ya no estábamos en aquel asiento trasero de taxi, sino en un largo sillón de piel, en una casa que nunca había visto, ya no estabas sentado a mi lado, estabas sobre mi.

Mi corazón latía con fuerza, no te estaba besando, sino que veía a mi alrededor, mientras tu dabas pequeños besos en el cuello y mejilla. No reconocía el lugar, y definitivamente no tenia la mas mínima idea de donde estábamos, Era una sala amplia, alfombrada, con una amplia chimenea frente a nosotros, la cual ya estaba encendida. Atrás de mi, a un lado del brazo del gran sillón, había una mesa de madera, y sobre ella, había unas lindas rosas en un florero, algunos otros adornos y un candelabro con tres velas prendidas. En la pared donde se encontraba esa chimenea, había cuadros con pinturas impresionistas.

Mientras yo miraba a mi alrededor, para tratar de adivinar en donde nos encontrábamos, tu solamente contemplabas mi rostro, luego regrese a verte y te me acercaste lentamente para darme un tierno beso. Estabas sobre mi, acariciaste mi mejilla y bajando por mi cuello, pasando por mi pecho, bajando por mi cintura hasta llegar a mis caderas, tus manos eran un incesable vaivén en todo mi cuerpo, mientras nos perdíamos en los labios del otro.

Nos separamos nuevamente, tu me pusiste a un lado tuyo, ambos acostados en el sillón, te hincaste a mi lado y empezaste a contemplarme de pies a cabeza, recorriendo cada rincón de mi cuerpo, y con un dulce tono, escuche que murmuraste "Dios mio...", te paraste completamente del sillón, ofreciéndome una mano, para poder pararme también.

Ya de pie, yo estaba cabizbaja, viendo directamente a la alfombra, mientras tu, con un solo dedo y de la barbilla, levantaste mi cara, fijaste esos ojos oscuros sobre los míos, con la mirada mas penetrante que te había visto, puse mis manos en tu abdomen, y empecé a subirlas lentamente hacia arriba, por dentro del saco, cruzando por tu pecho, hasta llegar a tus hombros, enganchando el saco con mis manos para sutilmente dejarlo caer mientras recorría tus brazos, tu solamente veías que es lo que te hacia, luego, tome la punta de la corbata, y de nuevo fui avanzando hacia ti, una mano, y luego la otra, te acerque a mi, mientras tu posabas tus manos en mi cintura, te acerque mas, hasta que te agache lo suficiente para sentir tu espiración, cerré mis ojos y te bese de nuevo.

Durante ese beso, tus manos recorrían toda mi espalda desnuda, descubierta por el diseño de ese vestido, por unos momentos, se detenía el tiempo, hasta que nos separamos nuevamente, y con una sonrisa en tus labios, suspiraste profundamente, para luego mirarme a las ojos, suspirar de nuevo, y acercarte dulcemente para besarme la frente, mientras acariciabas con tus palmas, mi espalda alta y mi cuello, bajando por mis hombros, esta vez enganchando tu, con tus dedos pulgares, los dos tirantes de mi vestido, lentamente pasabas los tirantes al rededor de mis hombros, hasta que súbitamente, callo el vestido al suelo, dejando me ya en paños menores, soltaste una linda sonrisa mientras me veías a los ojos, yo te sonreí y tome tu corbata nuevamente, deshaciendo el nudo, para luego quitártela de un jalón, siempre viéndote a los ojos, desfaje tu camisa y empecé a desabrochar los botones, desde el primero hasta el último, de arriba hacia abajo, luego te quite la camisa, de igual manera que el saco, dejando solamente una delgada camisa de tirantes... poniendo mis manos a los costados de tu cintura, fui removiéndola, alzaste tus brazos para que yo pudiera desprenderte de ella, luego, directamente a tu cinto, lo desabroche y como con la corbata, lo saque de un jalón, para luego desabrochar el botón de tu pantalón, bajar el cierre, el pantalón callo al suelo...

Todo paso lento, mientras nos mirábamos a los ojos, fuimos desprendiendo de las ropas al otro, quedando semi-desnudos y frente a frente, yo te abrasaba, teniendo mi cabeza sobre tu hombro, y en esa posición pude ver como se levantaba la cortina de una ventana que podía ver a lo lejos.

Algo en mi interior se empezó a sentir extraño, sentí un fuerte escalofrío, se apago la chimenea, y lentamente, sin poder verte a los ojos me fui separando de ti, estábamos a oscuras y empece a sentir frío, ya que no tenia cerca el calor de tu cuerpo... Luego, apareció su recuerdo en mi mente y empece a llorar. Cómo me atreví a hacer eso? cómo me atreví a dejarme llevar de esa manera? Que hubiera pasado si ese viento no hubiese apagado la fogata, probablemente hubiera seguido perdida en ese encantamiento de tus ojos y tu seducción carnal.

Luego, se encendió una luz frente a ti, con un encendedor prendiste las tres velas del candelabro sobre la mesa, no dije nada, y tú seguramente, ya sabías lo que pasaba por mi mente. yo estaba sentada, semi-desnuda a un lado de la chimenea, llorando todavía, tu sabias que gran paste de mi se sentía arrepentida por lo que había sucedido y que quería irme lo mas pronto posible. lo único que entendía era el sentimiento de error que encontré al estar contigo en esa sala, y haber hecho lo que hicimos... parte de mí no quería prestar atención a esa sensación, pero entré en razón, y no podía quedarme ahí, tenía que irme.

Tomé mis cosas, y una tela blanca de seda que me encontré por ahí. Todavía no decíamos una sola palabra y tú sólo mirabas como estaba de un lado a otro, recogiendo el vestido, mi bolso, un zapato, buscando desesperada mente el otro zapato, que a fin de cuentas, nunca logre encontrar. Tome tu camisa blanca y me la puse, y me dirigí hacia la puerta, que no se como encontré en esa casa desconocida, pero me dirigí hacia ella como si supiera exactamente donde estaba ubicada.

Respiraba tan ansiosa mente como nunca... con mi mano derecha, tomé la chapa de la puerta y antes de girarla... me detuve, dejé salir un largo y profundo suspiro, mientras tanto, caminaste lentamente hacia mi y yo te daba la espalda. recargaste tu brazo derecho sobre la puerta, detrás de mí... y murmuraste a mi oído: "sólo recuerda aquella canción amiga mía..." como si la noche anterior me la hubieses dedicado. Sin voltearte a ver, quite tu mano de la puerta, la abrí, y sin decir una sola palabra, ni dirigirte la mirada, todavía con algunas cuantas lágrimas recorriendo mis mejillas... desperté.

sueño de una amante, mujer y amiga